Hace tiempo vengo pensando en la escritura somática como un espectro que incluye muchas y diversas prácticas mediante las cuales buscamos estar presentes, ancladas en el cuerpo, en el aquí y ahora.
Puede ser a través del movimiento o la quietud. Sin duda, cada camino implica distintos desarrollos, pero ambos son aterrizados y generan unas circunstancias en las que la mente puede (no siempre lo logra, para eso necesitamos la práctica constante) soltar el mando para integrarse a un todo, algo contrario a nuestra cotidianidad.
Las distintas prácticas que tradicionalmente son llamadas "somáticas", cómo Eutonía o Feldenkrais, son caminos para ello. Pero también la práctica del yoga, la meditación y, según vengo experimentando, la Biodanza, en sus vivencias que incluyen el trance y la regresión.
La escritura somática o escritura del cuerpo puede beber de muchas aguas, y he ahí una de sus potencias.
Daniela
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